Cosecha

Cuando empecé a trabajar, de becario, me comía los sueldos en un abrir y cerrar de ojos. Daban para poco, todo sea dicho de paso. Cuando empecé a ganar sueldos más sensatos, ya titulado, me los comía igual. «La novedad», pensaba. Con el paso de los años fui introduciendo el concepto de ahorro en mi vida de tal forma que cuando me despidieron en enero, echando cuentas, podía sobrevivir más de un año con la prestación y mi pequeña fortuna.

En febrero mi madre me regaló una planta del dinero (que no da dinero) con apenas cuatro hojas. Hoy está así.

Pero… al acercarme descubro auténticos mordiscos y puntitos negros sobre la mesa. Quién ha sido?

Por la otra cara de la hoja, descubro un gusano o una oruga (dejo al lector que le ponga género al bicho).

Toba en la hoja y al suelo; pisotón; está moribunda. En un rato aparecerán hordas de hormigas a devorarla y será el momento de cargármelas a todas!!! (Creo que necesito volver a trabajar).

Y estos son mis dos primeros pimientos!!!

Bluff

Una lluviosa mañana de sábado de 2004 llegué en cercanías a la estación de Atocha y, después de llenarme los zapatos de barro, conseguí acceder a la caseta de obra donde me esperaba mi compañero Ingeniero de Obras Públicas con un casco, un impermeable y unas botas de ingeniero. «A buenas horas», pensé mientras me las calzaba. De allí salimos para montarnos en un trenecito de tamaño XS que nos llevó hasta un lugar indeterminado bajo la calle Hortaleza por donde avanzaba a buen ritmo la tuneladora que horadaba el segundo túnel de la risa.

No sé si ya por entonces la empresa adjudicataria de la construcción de la estación de Sol (distinta de la nuestra) había empezado la obra o no. Lo que recuerdo es que cuando el túnel entró en servicio el año pasado hice un viaje por él para mirar, como un niño con la nariz pegada al cristal, lo que se intuía desde el túnel de la futura estación.

Pero hoy, cuando he salido del tren y he llegado al final de las escaleras mecánicas de subida he pensado que la estación era un gran bluff. No sé qué esperaba; realmente nada, puesto que ya la había visto por la tele y en internet; quizás que al verla en directo me impresionara algo más. Pero nada de nada. Me ha parecido una estación de cercanías subterránea más. Ni joya de la corona, ni joya siquiera. Arquitectónicamente. Como obra es, evidentemente, un obrón de campeonato que ha dejado la Puerta del Sol y la calle Montera más huecas aún de lo que ya lo estaban. Y como infraestructura es algo que a la ciudad le va a venir muy bien (como esa línea que quieres hacer, Pepiño, transversal a las de la risa. Sácala a concurso ya!!).

upongo que eso es lo que me hace diferente: todo el mundo despotrica sobre la salida acristalada y poliédrica y a mí es lo único que me gusta…

Biribiribiribiri

Sonó el telefonillo del portal esta mañana y para allá que me fui esperando encontrar a mi interlocutor de siempre. Nuestra conversación es parca en palabras pero muy tradicional, nunca innovamos, ni él ni yo, parece que repetimos un guión de alguna forma institucionalizado:

Biribiribiribiri [sonido del telefonillo].
—Sí —digo yo siempre al descolgar.
—Cartero de Correos, me abre? —dice siempre él.
Puerta abierta [esto lo dice la voz autómata de la mujer que vive dentro de la botonera del telefonillo].
—Gracias —grita el cartero, de forma que le oigo por una oreja a través del auricular del telefonillo y por la otra a través de la puerta de mi casa.

Pero esta mañana no era él. Era una voz de mujer.

—Buenos días, me puede abrir?
—Quién es? —pregunto para saber si debo o no.
—Somos Testigos de Jehová y queríamos charlar con los vecinos y con usted también…

Pienso durante dos segundos en la contestación que voy a dar y respondo:

—Yo no os voy a abrir, no me interesa; probad en otro piso a ver si os abren.
—De acuerdo, gracias.
—A tí —y cuelgo.

De vuelta al sofá, en donde veía en diferido la esperpéntica gala de Operación Triunfo de anoche, antes de dar al play he escuchado por la ventana como probaban suerte en otos pisos. Creo que finalmente no ha habido éxito, así que he privado a esta mi comunidad de ser evangelizada.

Dónde

Este fin de semana he compartido ratos con mucha gente: amigos y conocidos; con algunos, a los que no he visto, he hablado por teléfono, mi nuevo teléfono (que no es un iPhone). Pero una de las personas que más presente ha estado este fin de semana en mi cabeza ha sido alguien a quien no veo desde hace veinte años. Cosas del remember.

El sábado mientras hacía la casa y deambulaba, mientras ponía lavadoras y preparaba la comida, en la radio sonaba la discografía ochentera de Michael Jackson. Y entonces apareció ella en cada uno de esos temas. Apareció aquella cinta de vídeo beta donde su hermana grababa vídeos de la tele, aquel vídeo que nuestros padres no nos dejaban ver «porque era de miedo», nuestras teorías sobre llamar dirty a Diana Ross en una canción «con lo amigos que eran» o nuestras imitaciones del We are the wolrd. Pero también aparecieron mis primos, en aquellas tardes de año nuevo en las que imitábamos el moonwalk o aquel Annie are you ok? en el que se perdía la verticalidad sin levantar los pies del suelo. Y más y más recuerdos a cada canción, todos diferentes, algunos casi olvidados. Y estos te llevaban a otros, y estos a su vez a otros más lejanos…

Cuando alguien que ha estado tan presente en tu vida, sin casi notarlo, desaparece y todos esos recuerdos emergen desde el fondo de la memoria hasta la superficie, aunque sea para volver a hundirse después, es imposible no sentir el paso del tiempo en toda su magnitud, sentirte envejecido en un momento y darte cuenta una vez más de dónde estabas, dónde querías estar y dónde estás.

Jardinero

Antes de que se me echara encima la noche más corta del año (la primera de unas cuantas, porque aunque la fama se la lleva esta, las próximas noches y los próximos días serán igual de cortas y largos, respectivamente) me puse a exterminar, algo que últimamente se está volviendo costumbre, varios insectos, arácnidos y otras especies de esas que me sobran en la cadena evolutiva, y a arreglar algunas plantas a las que les hacía falta poda y/o limpieza.

Si el domingo presentaba el primer tomate cherry de la tomatera, hoy presento el primer pimiento:

Dice mi madre que tengo buena mano para las plantas. No sé yo. Lo que tengo de forma limitada, hasta septiembre, es sol; así que con sol, riego casi diario y unas gotitas de fertilizante una vez por semana he conseguido potenciar todas las plantas que ya tenía y mantener las nuevas de este año, a excepción de los pensamientos que se me han ahogado porque la jardinera no drenaba bien… Si llego a saber de este éxito planto marihuana 🙂

Al otro lado de estas florecillas está el monitor del ordenador (que se intuye en la foto) desde donde os escribo estas líneas. Compramos ocho el mismo día: cuatro para mi y cuatro para mi madre. Las mías están tres veces más grandes y con más flores, y a estas no les da el sol!

Además de todos esos bichos habituales, de las salamanquesas turistas y de los pajaros que bajan a beber agua en los platos de las plantas y a pillar hormigas, creo que alguien más habita entre nosotros. O al menos se acerca a comerse las hojas de los alhelíes a bocados.

Mientras no se meta en casa, que haga lo que quiera. Para finalizar, nada mejor que inmortalizar el trabajo de uno, para que conste:

Nótese que hay dos cilindros de cristal en las jardineras de la izquierda: son luces solares, que se encienden al anochecer. Las compré en el flamante nuevo Carreful hace un par de semanas. No dan mucha luz, pero tienen su toque.


Y desde hoy todas las fotos a 3,2 megapixels, que estreno móvil.

Quiche

Desde que me independicé rara es la semana en la que no ceno, al menos una vez, en casa de mis padres. Desde que se casó mi hermana el problema fue cuadrar su visita con la mía y así cenar all together now (como diría una amiga mía). Así que un día en semana, generalmente lunes o martes, cenamos juntos. El mes pasado se me ocurrió la idea de cambiar el lugar de celebración de esa cena, al menos en verano, para así poder disfrutar de esa misma cena pero en la calle: en mi patio, por todos conocido, o en la terraza del ático donde vive mi hermana. A mí solo me ha tocado de anfitrión una vez, la semana pasada, aunque terminamos cenando dentro por el fresquete y la amenaza de lluvia, y la cena la trajo toda mi madre, postre incluído.

Mi hermana se lo curra más y cocina. Hoy hemos cenado quiche, que ha preparado con ayuda de un juego de la DS que, como si fueras medio memo, te va contando paso a paso todo el proceso.

Después de 40 minutos de horno, esto es un quiche:

Ha salido un poquito soso, pero buenísimo anyway.

Mientras cenábamos frente a nosotros se formó este impresionante cumulonimbus (que derivó, anochecido, en relámpagos) que voy a mandar a los de El Tiempo a ver si mañana sacan la foto.

Tatuaje

«En este cuadro se pone la inicial de tu nombre, en este la de tu novio, en este un número del 1 al 9 y aquí se dibuja un corazón. Y, cuando se dibuja el corazón, tienes que pedir un deseo. Me dejas que te lo haga?»

Ésta fue la respuesta que me dio mi prima al preguntarle qué llevaba garabateado en el dorso de la mano. No me podía negar, claro, a pasar por ese juego cuando, además, «si lo haces tantas veces como has puesto en el número se te cumple el deseo». Surgió un problema durante la ceremonia y era que yo no tenía novio, así que resolvió con que pensara en un familiar o «alguien que te guste, que también vale». En la tele en ese momento salía el corresponsal en París, así que le dí esa letra y un tres para no parecer muy desesperado. Ella había elegido un uno, así que su deseo se cumplirá con mi nuevo tatuaje.

Alguien se ofrece? Tengo listo el boli bic 🙂

Fiesta

Como todos sabemos, en 1978 se aprobó la Constitución Española, vigente en la actualidad, que recoje en su artículo 16.2 que «ninguna confesión tendrá carácter estatal». Un año después, en 1979, se firmó un acuerdo entre el Estado y la Santa Sede, previo al desarrollo de la Ley 7/1980, de Libertad Religiosa, que articula ese punto de la Constitución. En el artículo 1.3 de la citada Ley se repite que «ninguna confesión tendrá carácter estatal». Durante la década de los ochenta, con los gobiernos socialistas de Felipe González, se acuerdan una serie de medidas entre la Igesia y el Estado, como desarrollo de esa Ley. Un ejemplo es la eliminación de determinadas fiestas religiosas del calendario que antaño lo fueron con carácter laboral, como San Pedro y San Pablo o el jueves del Corpus Christi, entre otras. Un amigo sacerdote me comentó una vez que, con toda la carga ideológica en contra, quienes más han hecho por la Iglesia en España fueron esos gobiernos, que además dejaron a la Iglesia (y eso se ha mantenido con los siguientes gobiernos de derecha e izquierda) en la mejor posición posible en comparación con el trato que reciben del Estado en otros países de la Unión, incluida Italia. Y la Iglesia aceptó, con todas sus consecuencias, de manera que el dicho «tres jueves hay en el año que deslumbran más que el Sol: Jueves Santo, Corpus Christi y la Ascensión del Señor» quedó a la altura de un solo jueves y como fiesta autonómica. Mi madre aún recuerda que el año que yo hice la comunión hubo procesión el jueves, pero ya no era fiesta.

Ahora las fiestas son catorce y este año, por ejemplo, se configuran así: dos son locales (en Madrid son San Isidro 15/05 y La Almudena 09/11); hay otros siete festivos nacionales «no sustituibles» (Año Nuevo 01/01,  Viernes Santo 10/04, Día del Trabajo 01/05, la Asunción de la Virgen 15/08, la Fiesta Nacional de España 12/10, La Inmaculada Concepción 08/12  y Navidad 25/12). A continuación empieza la España de las Autonomías: la primera es la fiesta autonómica propiamente dicha (en Madrid, el 2 de mayo) y después el Ministerio de Trabajo ofrece varios festivos con caracter autonómico para que cada comunidad complete con cuatro más, e incluso las sustituya por sus fiestas tradicionales, hasta llegar a catorce. Una de esas fiestas autonómicas es el 6 de enero, Reyes, sólo que generalmente (este año también) ha sido elegido festivo en todas las comunidades. El problema es que este años se pierden Los Santos 01/11 y La Constitución 06/12 porque caen en domingo… nos faltan fiestas! Qué hacemos?

Lo más sensato y fácil hubiera sido hacer festivo el lunes 2 de noviembre, como sugiere el Ministerio, porque el 7 de diciembre lo será en bastantes convenios y además no interesan muchas fiestas en diciembre, porque interesa abrir. Pero también podía ser festivo el 25 de julio Santiago, aunque es sábado y no mola y además… por qué no pasamos de una vez de las fiestas religiosas y colocamos ese día festivo que nos sobra un lunes o un viernes de alguno de esos meses tradicionalmente escasos en fiestas como febrero o septiembre? Tampoco es cuestión de hacer fiesta autonómica el Orgullo, pero por qué no somos más originales que nadie y damos como festivo el día de la Mujer Trabajadora (8 de marzo), o el día de la Tierra (22 de abril), o el día del libro (23 de abril), o el día de Europa (9 de mayo), o el día Sin Coches (22 de septiembre), o el día Internacional para la Erradicación de la Pobreza (17 de octubre), o el día de las Naciones Unidas (24 de octubre), o el día Universal del Niño (20 de noviembre), o el día Mundial de la lucha contra el VIH (1 de diciembre), o el día de los Derechos Humanos (10 de diciembre)?

Hay 248 días en el calendario para elegir, pero nuestra Presidenta, Esperanza Aguirre, decidió convertir en festivo el jueves 11 de junio, San Bernabé. Y que no os cuenten milongas de que es el Corpus, porque el Corpus es el domingo 14, como lleva celebrándose desde que la Iglesia dijo sí al cambio del jueves al domingo en los ochenta, y como pone aquí en la página 19. Por qué esta fiesta? Para reirnos de quién? De los pobres curritos que mañana abrirán los cortesingleses y los carrefures? De los estudiantes que se examinan mañana porque nadie pensó en septiembre que ni  por asomo el 11 de junio fuera a ser festivo? De los católicos que mañana estarán en su casa esperando a que llegue el domingo y celebrar su fiesta de precepto el domingo sin haber perdido un día de trabajo? De algún colectivo más en particular o de todos en general? A veces, más de las que me gustaría, me avergüenza ser parte de este Madrid.

Fiesta, fiesta, fiesta, fiesta!

(Raffaella, un buen playback no es sólo mover la boca. Hay que acercarse el micrófono a la vez!!!!)

En tiempo real

Después de diecisiete años juntos, la mitad de sus vidas, el sábado se casaron formalmente por la iglesia.

Anoche recibo un correo:

Las buenas noches!
Si quereis vernos en pleno Times Square pinchar mañana dia 2 a eso de las 11:30 de la noche (hora española) en http://www.earthcam.com/usa/newyork/timessquare

Esta noche se me ocurre pinchar y…

Ahí han estado los dos durante unos diez minutos hasta que se han metido en el Friday’s a comer. Cómo te quedas?

Un jueves más

Casper llegó a la puerta grande a las siete y veinticinco de la tarde, con lo que nos perdimos paseillo y primero de la tarde; el segundo, por los pelos, nos dejaron verlo desde el vomitorio porque el toro acababa de salir del corral. Allí nos t0mamos una cervecita que, como se aprecia a continuación, cuesta 2,50 euros.

No voy a contaros la corrida de ayer porque aunque la vi parcialmente, anduve más atento a todo lo que me contaba Casper que al desarrollo de la lidia en sí. No fue una gran corrida, pero para combinarla con un rato de charla, a una temperatura agradable, es un buen plan. A las 9, mientras se toreaba el sexto, caímos en que habría empezado el partido del Barça. Cargué la página del periódico en el móvil y asombrados comprobamos que ya ganaba por un gol. Unos minutos después pasó algo terrible, algo que es parte de la fiesta, pero que no había vivido nunca antes: con la espada aún en la mano, saliendo de matar, Israel Lancho fue corneado por el toro. Desde el tendido alto en donde estábamos hoy no éramos capaces de saber si era grave o no, pero las repeticiones en la tele mientras salíamos de la plaza despejaron las peores dudas: le había corneado y bien. Según El País su pronóstico es «muy grave». La foto no la publico, la veis allí.

Con el mal rollo aún en el cuerpo nos fuimos a un Cañas y Tapas a cenar y a ver el partido, aunque seguía más atento a la conversación que a una final que estaba prácticamente decidida. Mañana Barcelona será el centro internacional del buen rollo y aquí sólo será jueves, un jueves más. Esperemos que para Israel Lancho también.

Fuera de abono

Esta tarde he estado a ver la corrida de la Prensa, fuera de abono, en la plaza de Las Ventas (por la pati, of course). Fui con americana, además de porque pensé que a la sombra pasaría fresquito, porque la corrida de hoy suele ser uno de esos festejos de postín y si iba a salir por el plus en algún plano después de que enfocaran a la Infanta, al menos que saliera guapete.

Acerté de pleno porque no solo pasé fresquito sino que pasé e hizo frío. Todo por culpa de un viento que se levantó y que hizo peligrosa la lidia en general. Toreaban Uceda Leal, El Fandi y (un desconocido para mi) Daniel Luque, que confirmaba alternativa (y cómo), de tan sólo 19 años, que me hizo sonreir varias veces, con simpatia, con admiración, como lo consiguen las personas en las que se ve empeño y esmero, ganas de conseguir la victoria. Se llevó una oreja y una ovación cerrada de un público que, como yo, sonreía ante su esfuerzo.

Vimos estocadas sin acierto en el primero, unas banderillas fenomenales de El Fandi en el segundo, un capote rajado y enredado entre los cuernos del tercero, prisas por terminar el cuarto, otras fenomenales banderillas, incluido un violín, de El Fandi al quinto y un sexto que partió la vara del picador en tres, echó a éste al suelo y anduvo embistiendo al caballo (sin picador) durante casi dos minutos, con el que Luque consiguió el triunfo.

Mañana vuelvo.

Dios existe

Hace varios años me di cuenta de que Dios, de existir, se preocupaba poco por mi. Durante algunos años quizás sí mostró algo de interés en mi persona pero algo debí hacerle, a él que dicen que todo lo ve, y se enfadó, supongo, de forma que empezó a tenerme cada vez menos en cuenta. Yo he llegado a pensar que realmente pasa absolutamente de mi, pero de vez en cuando se manifiesta de alguna forma para que me de cuenta de que no y vuelva a contar con él, pero yo me resisto, empezando por el hecho de referirme a él como él y no Él.

Bueno, la cosa es que el otro día iba caminando por la calle con cierto amigo bloguero de provincias, que de vez en cuando viene a Madrid, cuando de repente nos vemos inmersos en un acto de campaña electoral. Sabíamos de la existencia de ese acto porque íbamos buscándolo a propósito, pero simplemente para encontrar a otros dos amigos blogueros más que sabíamos que andaban por allí. Nada más girar la esquina y entrar en la plaza yo puse el escáner visual en marcha para localizarlos as fast as possible porque estos gentíos generalmente me agobian. Pero lejos de eso nos encontramos un corrillo de no más de veinte personas. Mientras realizo el segundo barrido visual a la plaza se nos acerca una chica para entregarnos un panfleto y una sonrisa, y tras ella un chaval bajito.

Normalmente las conversaciones que empiezan con «perdonad que os moleste» no suelen traer cosas buenas. El amigo bloguero le escucha mientras yo sigo escaneando por tercera vez la plaza por encima de su cabeza;  nos pide que nos acerquemos al stand a contar (delante de una cámara) qué es Europa para nosotros (o algo así, porque yo estaba escaneando y le oía de fondo). «Va a ser un momento» decía el bajito mientras a mi amigo bloguero le cambiaba el color de la cara ante la idea de ponerse ante una cámara que vete tú a saber dónde acaba lo que graba. Yo andaba un poco más tranquilo porque cuatro segundos antes de que el bajito terminara el speech ya sabía que no íbamos a grabar nada. Es la diferencia entre llevar gorra y no llevarla (y ser calvo, claro), porque de la primera forma no desarrollas el sensor de lluvia de la cabeza que te advierte, con cuatro segundos de adelanto que al resto, de que está lloviendo.

Cuando pasaron esos cuatro segundos mi amigo bloguero le dijo a modo de excusa respuesta que se iba a poner a llover. Cuatro segundos más tarde la gente ya salía despavorida a encontrar refugio mientras otros desmontaban la cámara y el chiringuito a toda velocidad. Nosotros, mientras, nos mezclamos con la gente y desaparecimos.