Ya está aquí

Debía una foto desde que hace más de un mes escribiera «en un mes la foto debería estar llena de puntos naranjas, morados y rojos«, pero se me pasó. Esta mañana lo recordé, me dispuse a hacer la foto y entonces me lleve una sorpresa, como en las fotos con fantasmas:

Vienen todos los años, aunque más tarde, en julio, y de noche. Es la primera vez que nos encontramos de día, creo, al menos de mañana. Pero claro, qué iba a esperar después de anunciar a bombo y platillo que en mis plantas hay hormigas? No sé si es la misma de siempre o una sucesora, pero hoy he visto la primera salamanquesa de este adelanto salvaje del verano que estamos sufriendo.

Invasión

Este año he consentido, de momento, la presencia de toda una colonia de hormigas, asentada y bien asentada en la medianería de mi patio, que vienen a mis plantas a proveerse. Algunas se pasan y van a morir próximamente, pero en general he consentido porque si han llegado hasta aquí no se van a ir a las primeras de cambio. Es inevitable, la naturaleza viene a mi como la montaña a Mahoma. Pero todo esto es fuera, en la zona descubierta. Dentro las cosas cambian.

Dentro ya he tenido visitas desagradables time ago y no me apetece convivir con nadie si no me paga la mitad de los gastos. Hace varias semanas, pasando la aspiradora encontré una hormiga en el suelo del estudio [H1]. Podía haber llegado aquí desde la calle en algún momento o quizás venía con las flores que mis padres me trajeron unos días antes; la procedencia en ese momento me daba igual, sabía el destino: ser aspirada. Seguí el recorrido y al llegar al umbral de la cocina vi otra [H2]. Dudo, lo primero, si he aspirado la primera. Igual se quedó enganchada en el cepillo… La aspiro también. Sigo y termino. Al entrar al estudio me encuentro de nuevo, otra vez, una hormiga en el mismo lugar [H1] que la primera de todas. Y empiezo a volverme loco: se teletransportan las hormigas dentro de mi casa? Creo que las aspiro cuando no lo hago? Hacen magia? Para evitar fenómenos extraños decido pisarla y dejarla ahí para asegurarme de que está muerta y no se aparece en otro lugar. Y allí estuvo sin más.

El día 2 de mayo, al llegar a casa tras las cañitas del dos de mayo, me encuentro que tengo inaugurada una autopista de hormigas, la H40 [en rojo], que avanza hacia mi cocina. Me sorprendió, pero en lugar de pisotearlas todas decidí observarlas. Ahora estaban organizadas y sería fácil adivinar sus movimientos. El tránsito no era muy grande, pero podía intuirse el recorrido, y llegaba hasta la cocina, apenas una o dos habían alcanzado los pies del armario más lejano, el único con comida en la parte baja. Pero la cabecera era desconcertante porque parecían salir de debajo del ordenador, algo que me parecía imposible, aunque no tanto. Ese dos de mayo antes de acostarme comprobé que ya, de alguna forma, sabían que en ese armario había comida. Para evitarme disgustos eché veneno y me fuí a la cama. El 3 de mayo, como en 1808, amaneció con fusilamientos. Ni rastro de hormigas vivas en la cocina y cadáveres en la zona cero; pero el trajín del estudio seguía, ahora con otro recorrido.

Siempre sin perder referencias espaciales, como esquinas, rincones o mobiliario, durante los días siguientes, hasta el día de la caja vacía, consiguieron trazar una ruta alternativa, la H45 [en azul] hasta alcanzar una zona del salón bastante alejada de la puerta, ignorando el acceso a dos habitaciones. Las hormigas son muy listas y envían exploradoras a ver qué encuentran. Las exploradoras pueden tener suerte y descubrir algo que contar al grupo, que llegará, antes o después llegará. Por eso las que me encontré en el baño o en mi cuarto no eran más que exploradoras sin suerte, no solo por no encontrar comida, sino porque morían aplastadas una tras otra. Alguna de ellas triunfó y descubrió bolitas de chocolate por el suelo del salón, de unos bombones belgas riquísimos que tenía en una bolsa que perdía bolitas. Esas bolitas de chocolate fueron el GPS perfecto para averiguar por dónde entraban a casa, porque ahora lo que querrían sería salir… Y así averigué a medias su procedencia.

Bienvenidos a mi casa. Llevo tres años viviendo aquí y el edificio tiene uno más, cuatro en total. Aquel invierno previo a la mudanza me emplastecí todas las fisuras de movimiento antes de pintar. Tres años después han vuelto a aparecer, algunas con mayor recorrido que las iniciales; incluso las hay nuevas. Y uno es listo, y aparejador, aunque parado, y sabe leer lo que dicen las grietas y el sentido común. Eso es parte de un informe, que tengo escrito mentalmente, pero que tengo que publicar algún día sobre el movimiento del edificio sin juntas de dilatación en el que habito. Y a través de las fisuras, que no grietas, que el movimiento ha provocado han llegado las hormigas hasta el interior de mi casa, sin que por fuera haya ninguna actividad, apareciendo por el rodapié del rincón de mi estudio [el punto verde], epicentro de la invasión.

La hormiga más emprendedora, la avistada en el punto más lejano al acceso, había hecho un recorrido de 8,60 metros, sólo por el interior de mi casa. Si aplicamos equivalencias y yo hubiera hecho esto por el barrio, andando, hubiera recorrido 430 metros, varias manzanas alrededor de la mía.

Es guapo

Esta tarde me ha tocado hacer de canguro con mi prima, de diez años. Había que hacer los deberes, si quedaba tiempo ver la tele, cenar y acostarse. Mientras hacía los deberes, que quería hacer sola y sin ayuda, he hojeado las páginas de los libros de matemáticas, lengua y Cono, esa asignatura que me alegro de no haber cursado en mi EGB. Son libros muy modernos, acorde con los tiempos, pero yo seguía echándo en falta aquellos que yo gasté. Después de hacer la tanda de deberes de cada asignatura se los revisaba para comprobar que estaban bien, algo que ella no hacía y que es parte fundamental del método científico, que me consta que usa. Le he enseñado un par de trucos para resolver las conversiones de las unidades de medida y a leer un mapa de altitud, de forma que lo verde no sea «la hierba y el césped y lo marrón la arena» sino que sepa interpretar los colores de la leyenda con las altitudes y los colores, cosa que ha comprendido.

Los niños de hoy en día se organizan bastante bien. Antes de que Zapatero les ponga un portátil encima de la mesa el año que viene, de momento ellos llevan una agenda que distribuye el Ayuntamiento donde llevan apuntados los deberes y por medio de la cual se realiza la comunicación de profesores y padres. Hojeando esta agenda, por el hecho de ser municipal principalmente, me he topado con un descubrimiento. Mi prima ya usa el método científico, porque en la última hoja había una suerte de lista de pros y contras (aunque me pareciera más de pros) para discriminar entre dos personas. Le hubiera hecho una foto, pero me parecía robarle algo personal y más delante de ella; aunque si le leía el diario a mi hermana esto no es nada…

Cosas de Javier:
– Es guapo

Cosas de César:

Caja vacía

Siempre ha estado ahí, al menos en los últimos dos años la recuerdo ahí, y llevo tres aquí, así que casi toda la vida ha estado ahí. Tengo el vago recuerdo de que algún día la dejé ahí conscientemente para algo, no muy lejano en el tiempo, y ganado el sitio, ahí lleva desde, ya digo, siempre.

Es más, cuando paso la aspiradora respeto su espacio y no la muevo de un lado para otro como hago con algún par de zapatillas perdido o con la papelera. Pero hoy, por motivos de caza mayor insectil indoor, algo nuevo y desconcertante de lo que quizás hable otro día (por no hacerlo ahora al tun tun), he retirado de su sitio las mesillas y la cama y la caja que existía debajo de ella se ha visto inmersa en el movimiento general. Tenía pelusas en todas las aristas (gastaba las mismas que el cubo de navidad) así que le he pasado el tubo de la aspiradora antes de proceder a abrirla.

Abrir cajas que llevan tiempo sin moverse, apiladas, escondidas o simplemente ahí, a la vista o no, es algo que me causa impresión siempre. Tal vez por no encontrar en ellas lo que se espera o, en el peor de lo casos, como hoy, encontrarla vacía. El resto de la tarde de caza y limpieza lo he pasado pensando en qué hacía una caja vacía debajo de la cama, para qué la guardé. La caja, todo hay que decirlo, es impresionante por lo buena que resulta para determinados menesteres, así que me resisto a tirarla y la bajaré al trastero. De momento la he dejado al lado de la puerta, pero por fuera. Espero que ningún vecino espabilao me la baile.

Día de la madre

En 1982 el día de la madre se celebró el domingo 2 de mayo. Yo tenía seis años, estaba en segundo de preescolar y, como regalo, la profe nos hizo pasar uno a uno por su mesa para que estampáramos la huella de nuestra mano derecha sobre un pegote de arcilla en el que ella escribía nuestro nombre y la fecha y al que después pintaríamos el contorno de rojo y envolveríamos como si se tratara de un auténtico tesoro.

Hoy domingo 3 de mayo de 2009, 27 años y un día después, hemos vuelto a celebrar el día de la madre, y me he reencontrado con mi huella hollywoodiense, que mi madre conserva desde entonces como lo que es: un auténtico tesoro.

Feliz día a las madres!
Feliz día a todos!

Merece unoohh!!

Ayer alguien hizo clic aquí en algún momento indeterminado de la mañana y con ese clic se alcanzaron las sesenta mil visitas. Yo me di cuenta por la tarde, cuando la cifra del 6 con muchos ceros quedaba rota por un 31. 60000 visitas! Eso, como decía Mayra, «merece un oohh!!»

Estoy un poco perdido últimamente. Perdido no, escondido. Estoy viviendo una especie de crisis dentro de la crisis y me apetece pasarla en la intimidad, sin mucho ruido. Pero esta crisis dentro de la crisis acabará en el momento más inesperado. Algo hará clic y todo echará a andar otra vez. Para superarlo juego al SimCity compulsivamente hasta altas horas de la madrugada, más desde que he aprendido varios truquitos y me creo mis propias regiones, pero de esto hablaré otro día, que hoy no me apetece.

Ahora me voy al dentista. El miércoles pasado me puso tanta anestesia que cuando sonreía después, solo sonreía media cara. La otra estaba anestesiada por completo. Aún así me dolió. Hoy intuyo que será peor; seguro que merece un oohh!!… pero de dolor.

Cien días

Como una luna nueva, como el metro de Madrid, negro como una caries o un septiembre estudiantil, como la certeza de que no sueñas conmigo, negro era aquel bar donde se esconden los malditos de los amaneceres, de los repartidores de periódicos, de las agujas del sol, del amor del prójimo; allí la encontré. (…).

Alguien me contó que llevaba cien días encerrada en aquel bar pidiendo fuego, alguna pista, que le ayudara a encontrar la luz dentro del laberinto, el mapa donde está escondido el mar donde arden las promesas, donde solías naufragar.

Cien días escondiéndose del gris cielo de marzo y sus atascos, tragando niebla por la nariz, soñando contigo en los lavabos, jurando no salir con vida, sellando todas las salidas, buscando en un mar de ginebra una playa en la que encallar.

Besó una copa llena de cenizas, me miró, me dió el humo de sus manos, lo fumé; a cambio yo le conté que la ciudad la estaba esperando, que afuera llovían madreselvas, que se acercaba el verano; que qué iba a ser de nosotros si decidía no venir conmigo, que saliera a desafiar al alba y sus asesinos; así le hablé.

Sonrió cansada y perdida, se abrió su boca azul, besó de nuevo la copa, se marchó y toda su luz fue devorada por la puerta de un servicio donde mujeres sin alma te empujan al precipicio. Serán 101 días encerrada en la negrura de este bar. Yo salí a la calle y olvidé pagar. Y me marché.

Cien Días / Ismael Serrano / La traición de Wendy / 2002

Primavera

Los meteorólogos están viviendo su mejor momento, se les ve en las caras. Este invierno ha sido el momento de lucirse con sus modelos y sus pronósticos, de sacar gráficos y mapas de canales visibles e invisibles que proporciona el Meteosat y de disfrutar de su trabajo, a excepción de la famosa nevada, de cuyo nombre y consecuencias para mi no quiero acordarme más. El lunes volvieron a insistir en la idea de que todo lo que pasa pasa porque es primavera y la primavera es así, voluble. En un huequito de este enésimo temporal de frío fuera de temporada, el lunes arreglé mis macetas para adelantarme a los bichos de otras ocasiones y tener algo más con lo que entretenerme.

El primer macetero blanco tiene dos pensamientos, el segundo cuatro alhelíes sin florecer, la maceta roja otro más y la última blanca una planta que aguantó del año pasado pero que debe resucitar. Entre los maceteros de barro del suelo he metido unas margaritas a tresbolillo para que crezcan como el año pasado.

En un mes la foto debería estar llena de puntos naranjas, morados y rojos. Ahora sólo necesito que el sol, que ya llega a esta zona del patio durante la mañana y unos minutos a última hora de la tarde, no se encuentre nubes en su camino hasta mi casa. Y no olvidarme de regarlas, claro.

Mi barba tiene tres pelos

Cuando voy a un Museo de Ciencias o a una exposición científica mi edad real, la del DNI, se divide por tres y vuelvo a ser un niño (aunque a veces creo que nunca he dejado de serlo). Si el Museo o la exposición es interactiva, que ahora se lleva mucho, además se me enciende la mirada y mis dedos no pueden estarse quitos ante botones y artilugios que, sin ayudar en exceso a comprender lo que realmente se muestra, se disponen ante mí. Hace dos fines de semana, el último de marzo, fui a Valencia a ver el Oceanográfico y el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe con unas invitaciones por la pati que consiguió un amigo. Él quería ver el acuario y yo el Museo y el conjunto calatravesco que, sin ser santo de mi devoción, me apetecía ver y fotografiar; así que repartimos mañana y tarde en sendas visitas.

El Museo tiene tres plantas de exposición. La primera era l’espai dels xiquets, que omitimos porque aunque mi edad ya era un tercio de la real mi altura no y no era plan de llamar más la atención. Junto a ésta, una zona dedicada a los superhéroes de Marvel (que hubiera encantado a más de un lector) y en la planta superior una zona dedicada a varios premios Nobel. Y llegamos a la definitiva planta tercera donde estaba el tomate: una chorradita sobre drogas que vimos en cinco minutos, una zona dedicada al cambio climático, que omitimos también porque la noche anterior ya nos habíamos tragado la peli de Al Gore en Cuatro, y el bosque de Cromosomas: 23 pares de cromosomas gigantes a través de los cuales, y toqueteando, se pueden aprender muchas cosas del genoma humano. Generalizadas, claro, a nivel especie y sin tener en cuenta algunos ejemplares excepcionales de la especie humana (como yo) que no cumplen a pies juntillas los postulados del genoma.

Junto a este panel había un artilugio con una cámara de vídeo con aumentos para que comprobaras in situ que tus folículos pilosos están allá donde pongas la cámara: en el brazo, en el dorso de la mano,… Yo fui más allá y coloqué la cámara sobre mi cabeza calvorota y mi rubia barba, afeitadas ambas tres días antes. Cuál es cuál?

Feliz Easter!
Yo me las piro a Santander.

Dos veces

Cuando mañana, en pleno entrenamiento, toque el borde de la piscina después del quinto hectómetro estaré tocando simbólicamente la punta de Oliveros, en Cádiz, y habré completado mi segundo trayecto de ida y vuelta al estrecho de Gibraltar.

Yo he sido listo y lo he hecho a ratos y en piscina, no como David Meca, que se empeñó en hacérselo del tirón y allí mismo y, claro, así le salió al pobre…

Solterón

El ‘single’ vuelve a ser un simple solterón
La opción vital de la soledad que proliferó en tiempos de bonanza vive horas bajas
El paro y las dificultades le han quitado todo encanto
Amanda Mars 27/03/2009 – El País


Se le estropea a usted la comida en la nevera. No tiene pareja, vive en una ciudad y tiene un trabajo que le permite mantenerse a sí mismo. Los estadounidenses, que lo rebautizan todo, dijeron hace cinco años que no era un solterón, que era un single, que los hombres eran metrosexuales y las mujeres freemales (libres o sin hombres). Dijeron que era usted el niño bonito del departamento de marketing de cualquier multinacional, porque gastaba un 40% más que el miembro de cualquier familia. Que es hedonista, porque como no tiene a nadie que dependa de usted, viaja varias veces al año y sale a cenar fuera cada semana. Que hace 18 años, su grupo representaba el 13% de la población española y que hoy ya son el 22%, hasta 3,5 millones de hogares. Que se iba usted a comer el mundo.

Pero la crisis no perdona, y ejercer hoy de single en España es más difícil. Los solos -o impares, como se suele traducir en España-, no sufren la crisis más que los demás. Pero la sufren. Hay 155.700 hogares formados por una sola persona que está en el paro, un 74% más que hace un año. El número de quienes buscan compañeros de piso, a la vista de algunos portales de Internet, casi se ha duplicado. El crecimiento de hogares unipersonales después del incremento trepidante, echa el freno. Y las separaciones, esa fábrica de singles que trabajó a pleno rendimiento con el divorcio exprés, ha bajado ahora el ritmo, por el fin de ese efecto y también por la crisis económica. Eso sí, su consumo es el que mejor aguantó el tipo el año pasado.

«Es que el del single ha sido un fenómeno económico en España. Hemos vivido 10 años de casi pleno empleo en el que la gente ha podido emprender proyectos individuales y los han llevado a su máxima expresión social. Después de haber estado estigmatizado, ha habido cierta glorificación del soltero, la imagen de que tenía el mundo a sus pies», reflexiona el profesor de marketing de IESE José Luis Nueno, experto analista de consumo.

Patricia F. reniega de la etiqueta que las consultoras de consumo han decidido colgarle. Aunque por sus condiciones de vida es una single de libro. Soltera, con 40 años y 12 de experiencia en el sector, la empresa de informática en la que trabajaba dio un tijeretazo a su plantilla el pasado enero y decidió prescindir de ella, que cobraba 3.000 euros brutos al mes y podía vivir sola en su piso alquilado en Barcelona. «Porque con el paro, no tengo ni para la mitad de mis gastos. Lo he recortado todo: salía a cenar fuera como mínimo dos veces por semana, y ahora sólo salgo si se organiza la fiesta en casa de amigos. No soy de comprar mucha ropa, pero si algo me gustaba, no tenía que pensarlo. En momentos así trabajas para ti, vives como te apetece, pero ahora no», resume esta licenciada en Filosofía y Sociología, dentro de su nueva economía de guerra.

De vivir sola, también ha pasado a buscar un compañero de piso para ayudarse a pagar los 600 euros de alquiler. «Pero eso tampoco es tan fácil ya como antes, porque ahora hay mucha gente alquilando habitaciones que le sobran para pagar la hipoteca, y los precios bajan», asegura.

(…) Además de económico, el de los singles ha sido un fenómeno demográfico, alentado por el baby boom (nacidos durante la explosión demográfica de entre 1960 y 1975). De ahí la explosión de nuevos productos (minienvases para personas que viven solas) o negocios (agencias de viajes especializadas) a las que ha dado lugar.

El de los solos es también el único sector cuyo consumo creció el año pasado, según los datos de TNS Worldpanel. Sus compras en alimentación, bebidas o droguería subieron un 2,3%, cuando el resto del grupo formados por parejas con hijos o personas solas con descendencia bajaron.

Pero cuando un hogar formado por una sola persona entra en crisis, la estructura se tambalea. Una opción, en ocasiones, es regresar al hogar paterno. Y no es un trago fácil. A Rosa Alonso le acaba de ocurrir, a los pocos meses de estrenar su soltería. Dentro del microcosmos del single, ella, con 23 años, pertenece al sector más joven. Vivía en un piso de alquiler con su pareja, compañero de trabajo de una de esas firmas intermediarias de hipotecas que brotaron como setas con el boom del mercado del ladrillo, hasta que rompió hace unos meses. El pasado febrero, la compañía, caída en desgracia, cerró y dejó a ambos sin trabajo. Acaba de volver a casa de sus padres. «Y no me siento muy single ahora, claro».

«Esto es algo que ocurre en las recesiones, suelen servir para la cohesión familiar. Porque al final, en momentos así, sale la familia al rescate, ésa es la red en países como España. Las otras redes, las sociales, son más para chatear», apunta Nueno.

(…) A la nueva situación mundial se añade la dificultad consustancial a la naturaleza del solo: «Los costes de la vida, como la comida o el mantenimiento del hogar, son más altos por cabeza para las personas que viven solas».

«Y también pagamos más impuestos que nadie, porque no nos desgrava nada», se queja Patricia. Ejercer del single prototípico requiere que a uno le vayan bien las cosas. Martín Vivancos, profesor de la escuela de negocios EADA, va a la esencia básica: «Podemos decir que hoy son dos las clases de single: el que no está afectado por la crisis y el que sí lo está, y éste ve su nivel de consumo afectado». Es uno de los motivos por los que el turismo de fin de semana, la restauración y los locales nocturnos, los lugares de recreo habituales de grupos de impares, ven adelgazar sus ingresos.

Como en el caso de Patricia y sus fiestas caseras en casa de amigos. Según Vivancos, «hay una propensión a ello. Cada vez más aparece el hogar como centro de ocio, con DVD, videoconsolas Wii… Es algo muy afianzado en otros países europeos, pero en España no lo era tanto». «Y el gran peligro de éstos», añade, «es que la gente descubra que se lo pasa bien en casa. Es interesante y amenazante al mismo tiempo para el consumo».

Los restaurantes han visto caer sus ingresos en general. José Luis Guerra, presidente de la Federación Española de Hostelería, explica que «no se puede distinguir entre todos esos singles y el público en general, pero la caída ha sido generalizada. En lo que va de año, el gasto está cayendo entre un 9% y un 10% mes a mes». No bajan las visitas a los restaurantes, pero sí el gasto: de los dos platos se pasa al primero a compartir, y del postre, al café directamente.

(…) Vicente Pizcueta, que es portavoz de Empresarios por la Calidad del Ocio Nocturno, admite que la frecuencia de las salidas nocturnas ha bajado, de seis mensuales a una, y que las ventas -de entradas y bebidas, cuando uno habla del mundo de la noche- bajan un 10%, además de que está migrando la diversión dentro de los hogares. Pero lo enmarca en una tendencia que percibe desde la última década, no vinculada con la crisis.

Pizcueta advierte de que ha trabajado muchos años en el sector de los locales nocturnos para dar una versión muy diferente de José Luis Nueno y su teoría económica de los singles. «Pero, a ver, ¿qué es in single? Es una persona que busca una segunda juventud con mayor poder adquisitivo. Y lo que ocurrió en España es que pasó de estar mal visto a estar de moda. Sin más, pero sólo son personas que buscan conocer a otras personas, así que seguirán saliendo por la noche a poco que puedan», apunta Pizcueta. Lo mismo piensa el dueño del bar Minusa, en Barcelona. «Están fallando más las parejas que los solteros; éstos salen siempre, por fuerza. Al resto hay que estimularles con precios más bajos».

Pizcueta sentencia: «Algunos saldrán menos, pero para otros las noches no se pueden acabar. Con crisis o sin ella, el single sólo es alguien que sale a buscar contacto con el sexo opuesto». O con el propio.