Lo que hay

A partir de cierta edad el cumpleaños pasa de ser algo alegre, jovial y divertido a algo casi frustrante. No nos gusta hacernos mayores o decir nuestra edad porque, además del estado físico y estético en el que lleguemos, con ello estamos pensando además en lo que no hemos alcanzado, lo que se ha quedado por el camino o lo que esperábamos o imaginábamos al llegar a determinados momentos de la vida. Y nos frustramos porque nos quedamos con lo que falta, no con lo que hay.

Hacer este ejercicio, más exigente que los anteriores, de elegir un determinado momento por día y añadirlos uno detrás de otro, permite ver con más facilidad lo que hay de lo que falta. En él solo salen cosas que ocurrieron, momentos que se han vivido o lugares en los que se ha estado. Lo que hubo. Lo que hay. Y lo que hay merece la pena, y mucho. Y así, ya no parece que falte tanto. No falta nada.

Se genera una historia sin palabras, una buena y mejor historia, en la que los protagonistas no son solo los que salen, también lo son los que no; los que estaban a los lados o detrás, los que no salen pero se echan de menos; todos han sido realmente los protagonistas. Yo no. Yo sólo cumplo 40 años, feliz de estar tan bien acompañado.

#ElAño40 from Ramón Mingo on Vimeo.