Llega un momento en el que por mucha paciencia, calma, mesura, psicólogo y optimismo que pongas, simplemente no puedes más. Llega un momento en el que dudas ya de todo, en el que no tienes valor para tomar decisiones o arriesgar, en el que estás muy maniatado. Llega un momento en el que sientes, en el que ves, que estás tocando el fondo. Y lo malo no es tocar el fondo, lo malo es que la superficie está ya muy lejos. Tanto que aunque quisieras tocar el fondo para impulsarte ya no podrías llegar a la superficie a tiempo antes de consumir todo tu oxigeno. Y a tu alrededor, en cualquier dirección, todo es lo mismo, todo es igual. Lo siento, pero me largo. En los últimos cuatro años y medio he trabajado uno y medio. Un año y medio interminable en el que cada día era peor que el anterior, hasta hacerme desaparecer, literalmente. Durante el resto del tiempo estudié, cursos de formación, de reciclaje, de otras cosas, de cualquier cosa. Gasté bastante dinero porque, inexplicablemente, el Servicio Regional de Empleo y otros entes del estilo no me concedieron más que un curso de los cientos que solicité de todos los solicitables durante esos años. Me apunté a bolsas de trabajo, portales de empleo, listas de correo, grupos de LikedIn, contactos, de uno, de otro, de Maroto, del de la moto. Y todo para seguir viviendo en mi casa, de la que solo poseo un tercio, con el coche guardado en un garaje y dependiendo económicamente de mis padres y familia, como hace 15 años, cuando estudiaba Aparejadores, «una carrera con muchas salidas». La próxima salida pasa por el aeropuerto. Voy a ejercer mi derecho como ciudadano de la Unión Europea de «movilizarme» a otro Estado miembro. O lo que es lo mismo, más claramente, me voy. Me voy fuera. De momento tengo un billete de ida, lugar donde vivir durante un mes, clases de idioma y todo un camino por delante, quizás uno de los más inesperados de mi vida, pero por el que creo tengo que transitar. Puedo terminar en Barajas el 15 de julio. Pero también puede ser diferente. El no estar aquí un tiempo, ya lo hace distinto.