4 céntimos de más

Cuando el árbitro del Barça-Madrid estaba pitando el inicio del partido yo estaba terminando mi lista de la compra. Unos minutos después he cogido el alfita y he transitado por calles semioscuras (esto por culpa del Ayuntamiento) y semivacías (esto por culpa del partido) hasta llegar a Carrefour. Una vez allí me he dado cuenta de que la gente que estaba haciendo la compra, como yo, no debía ser muy futbolera a excepción de ocho o diez hombres que, apostados frente a las televisiones LCD, veían el desarrollo de la primera parte. Hacer la compra durante el Barça-Madrid te permite aparcar junto a la puerta, hacer la compra en tiempo récord y no esperar en la línea de cajas para pagar. Suelo ir bastante directo a por las cosas que llevo en la lista y no suelo entrar en los lineales de donde no necesito nada pero cuando no hay gente es más fácil fijarse en pequeñas incongruencias, a la par que engaños, muy mal disimulados. El ejemplo concreto: Al verlo he recordado un blog del que me hablaron esta semana. Se llama Harto de Carrefour y en él se describen cosas como éstas y otras peores. Un hater, como lo soy yo en redes sociales con Ryanair (=LADRONES!), que se lo toma muy, muy en serio. No había terminado ahí el lucimiento de Carrefour esta tarde ya que, al recibir la infinidad de tickets y descuentos que te ofrecen con la cuenta, me han entregado uno para un descuento sólo aplicable en los centros de Santiago, Tortosa y Puigcerdà. Todos muy cercanos.