Cuarta

Nieva, otra vez, cuatro semanas después de la gran nevada, y por cuarta vez en este año (para mí quinta en este invierno). Suena Otis Redding en mi iTunes y me pregunto si me merece la pena salir de casa porque la experiencia me ha demostrado que los días con nieve que me quedo en casa me salen más pacíficos que los que salgo. Pero tengo que salir, porque hoy celebramos cuatro cumpleaños que suman 127 años y yo aporto el 25% de los mismos, así que sin mi la celebración sería como una mesa de cuatro patas, pero sin una de ellas. Un cumpleaños con gente que, cuando empezó a nevar el primer día, eran mis compañeros de trabajo y que ahora, cuando vuelve a nevar, cuatro semanas después, son lo mismo, pero con el prefijo ex- delante… Disfrutad de la nieve. A mi no me sale…

Sorpresas

Cuando a las siete menos cuarto sonó el despertador y me levanté, eché un vistazo por la ventana del salón. La calle limpia, el cielo cubierto y el alfita, aparcado enfrente de la puerta de casa, sin rastro de hielo. Una vez más las predicciones de Mónica anoche se cumplen a pies juntillas. Tres cuartos de hora después salgo a la calle camino a la estación y noto frío, aunque menos que ayer. Transbordo en Atocha, transbordo en Nuevos Ministerios y al salir a la calle en Colombia: la nieve. Nevaba copiosamente. No eran copos sueltos propios de la precipitación y de la temperatura baja: era una nevada en toda regla, y yo sin capucha ni gorro ni nada. Sólo yo y mi pericia para subir la calle Colombia, con la acera nevada, y unas Munich que ya resbalan en determinadas superficies en seco, pero ahora sobre nieve. Así luce la calle en dónde está la Copisa. Podremos salir a las tres?? O nos tocará pasar el finde aquí encerrados a lo Gran Hermano? Dos horas más tarde… El paseo de la Habana y al fondo, la torre Picasso Y el famoso muro que se iba a caer No sé el resto de la ciudad y de la Comunidad, pero esta zona está preciosa. A abrigarse y a disfrutarlo, aunque sólo sea visualmente.

Año nuevo…

Estaba totalmente convencido de que el año en el que entrábamos era 2009. De hecho, me comí las uvas y allí estaba Anne, altiva, con su palabra de honor; y bajó la bola y se encendió el feo neón con la fea tipografía en la que se lee Feliz 2009. Todo parecía normal, pero, tras el primer amanecer del año nuevo me encontré en la mañana del primero de enero de 1999. Y así varios días. Y todo porque mi ordenador decidió morir en la última madrugada del año. Así, sin más. Así que los primeros seis días del año, todos festivos para mí, estaban inéditos y sin ordenador. Y no supe qué hacer hasta que empecé. Me senté y empecé a hacer listas, esa vieja costumbre dosmilcinquera que casi me vuelve loco. Listas de cosas sin hacer, de cosas pendientes, de cosas necesarias, de cosas que por hache o por be se dejan sin hacer y que la práctica ha demostrado que serían necesarias para un mejor día a día. Y me puse al tema. Tanto me puse, que hasta yo estoy gratamente sorprendido. El sábado el destornillador me trajo el ordenador de vuelta, limpito, con tarjeta gráfica nueva, pero no lo monté. Lo dejé ahí, en un lado, y escribí su nombre en un par de listas, en esas mismas en las que empezaban a verse líneas tachadas. Anoche, antes de que llegaran los Reyes y con la casa totalmente maqueada y renovada, monté el equipo. Y entonces empezó a llegar el año nuevo. O yo empecé a sentirme dentro de algo nuevo, diferente, si no lo sentía ya al ver mi casa de otra forma. Primero el equipo, que va a la velocidad de la luz, claro (gracias dextor!!). Eché un vistazo a lo que ya traía instalado (el Nero, un antivirus, un Office como del futuro), bajé lo último del iTunes, del Suite del teléfono y descubro que todas las interfaces son nuevas. Recoloco las viejas carpetas en su sitio y todo cobra un nuevo sentido. Y después, hoy, los Reyes. Me desconciertan tanto… este año han debido valorar mi papel de hormiga de la fábula durante el año pasado o «el resultado de tu esfuerzo», como alguien me dijo el año pasado. Sea como fuere la cosa es que me han dejado muchas cositas: un pedazo de tele de impresión, una cajita que hace maravillas y graba y almacena y reproduce y de todo, un bañador, unas gafas y un gorro, ahora que el contador de la natación ha echado a andar otra vez, una máquina de afeitar, porque no me deben ver lo suficientemente guapo, un juego para la Wii (que en la tele nueva se debe ver de miedo), un par de alfombras que terminan de completar mi casa y, por si fuera poco, un pellizquito en metálico. Y se han llevado casi todas las listas, todo un alivio! Si esto no es empezar el año con fuerza, aunque a partir de mañana toque madrugón forever, que alguien me lo explique!

A mi, plin

— El hotel Urban no es gran cosa. — Todas las paredes tenían puertas que se abrían y cerraban sin saber muy bien por qué. — No hemos comido gran cosa. — Hemos mangado varios ceniceros. — La tarta Sacher estaba de muerte. — Me he tomado dos copas. — He bailado bastante. — He cantado bastante. — He liderado una conga. — Salgo en cienes de fotos. — Nos hemos ido a un karaoke. — Hemos pasado mogollón de calor. — He cantado (con y sin micrófono) más. — He bailado como llevaba sin hacerlo… — Me he tomado otra copa. — He recibido un hielo mordido por una compañera y se lo he pasado a otra a su vez. — Mis compañeros llevaban, en general, un morao de flipar. — Si me amputaran ahora mismo de rodilla para abajo sin anestesia no sentiría dolor. — Ya no tengo voz. — He vuelto, después de mucho tiempo, a tener la sensación de pertenecer a un grupo. — Mañana intentaré ir a currar.  

Rural

Para terminar los días de vacaciones de invierno me fui/nos fuimos unos amigos a pasar el finde a una casa rural. Yo no soy mucho de campo, de naturaleza, montes y paisajes. Yo soy más de ciudad, pero de vez en cuando no viene mal y si la compañía es grata, mejor. Es raro, de repente pasas de estar en tu ambiente, en tu salsa cotidiana, a encontrarte en una bucólica casa de piedra y madera, de pueblo, haciendo fuego en las chimeneas, preparándote para pasar dos días en una vida y en un entorno que no es el tuyo. O que no parece ser el tuyo, de nos ser porque las personas que te acompañan son tus amigos… una especie de peli americana en la que unos jóvenes se van a pasar unos días a la casa de la montaña, todo es ideal, nieva y de repente… aparece un asesino a complicarlo todo. Por suerte el asesino no vino, aunque perfectamente podía haberme liado a tiros con todos los vecinos del pueblo por consentir que no haya cobertura Vodafone. Hoy ha salido el sol, la nieve y el hielo han empezado a derretirse, yo he recuperado mi cobertura y con todo lo que me ha tocado en el reparto de los excedentes podría considerar que me traigo una suerte de cesta de navidad.

No iba solo

A cualquiera puede parecerle pesado, a mi incluso me lo parece si se hace con mucha periodicidad, pero un viaje en coche es una de las mejores cosas que pueden hacerse, si se organiza bien el horario para evitar operaciones salida, si se mira un poco el tiempo para saber cómo te va a ir y si se elige la música adecuada, claro. Yo viajé el viernes, pero salí a mediodía, con lo que el hipotético atasco que se produjo en Madrid me pilló ya por el reino de Aragón. Y no iba sólo; íbamos el alfita y yo. Porque tan importante es uno como el otro, y viceversa. Yo le doy lo mejor de mí y él me lo devuelve. Y mientras tanto hay tiempo para pensar en cosas que vienen y van, ver paisajes, cantar, tararear, hablar y hasta hacer fotos. Las dos primeras de ayer son de la A2, por Soria y Zaragoza, respectivamente. La tercera es el punto de la AP2 que cruza con el meridiano de Greenwich, que separa a España en dos mitades (sí, pero todas en el mismo hemisferio) y marca los usos horarios del planeta. Tenemos la mala costumbre de mandarnos un sms cada vez que lo cruzamos, vayamos a vernos o no. Las fotos de ciudad corresponden a Vic, capital de la comarca de Osona, que celebraba estos días un mercado medieval. Vic, su centro, ya es medieval per se, así que el entorno era el propicio para instalar un mercado que atrajera la atención de miles de personas que terminaban por desmerecer el conjunto final. No recordaba una aglomeración tal. O yo no me recordaba dentro de una aglomeración tal. Pude ver la catedral y ver algunos de los puestos, me compré un cinturón de piel, me zampé un montadito de butifarra blanca y volví del medievo. En las fotos de ayer la plaça Major (en panorámica photoshopeada) y la plaça del Bisbe Oliba donde me llamó la atención la catedral y los dos edificios de corte moderno, también de la Iglesia. Y aquí la portada de la catedral de Sant Pere, que en su conjunto es un repertorio de estilos, y otra vista de la plaça. El lunes fuimos a visitar las cavas de Codorníu en Sant Sadurní d’Anoia. La visita es altamente recomendable. Te enseñan las antiguas bodegas, modernistas, Monumento Nacional y te cuentan la historia de la familia Raventós, que es la que lleva el negocio familiar de Codorníu, que era el apellido familiar hasta que se perdió con Anna Codorníu (de ahí el nombre de ese cava), el proceso de elaboración y cosas diversas. Te puede tocar un guía bueno, que sea conciso y hable en español o te puede tocar el guía que se enrolla mogollón (hasta el punto de que los grupos siguientes nos iban cazando) y que mezcla el español y el catalán sin darse cuenta… Ara, me quedo con este, porque a la larga la visita tiene más encanto y al final acabas hablando con él de Schuster (siempre presuponen que eres del Madrid por ser de Madrid). La visita incluye bajar a ver las cavas: cinco plantas subterráneas con galerías paralelas y perpendiculares de 500 y 150 metros de largo, con 13º de temperatura constante y miles de millones de botellas de cava del que, al final, te dan a probar. En la planta menos cuatro había un trenecito. Da un poco de cague, pero merece la pena el viaje. Y después te vuelves, un día cualquiera, un martes; y disfrutas, otra vez, de carreteras vacías.

Por la pati

Hoy ha tocado cine por la pati (algo a lo que deberíamos poner periodicidad ya, Rodol). La cosa es que llegamos al cine, recogemos las entradas por la pati, compramos el cubo de palomitas y las cocacolas, llegamos a la sala y… vacía. Estábamos solos en el cine. Solo nosotros dos. Nunca había visto una sala de cine sin gente antes de la película, así que: clic, foto. Yo le hubiera dicho al chaval del proyector que pasara de anuncios y tráilers y que empezara ya, porque cuanto antes empezáramos, antes nos íbamos. Pero ha pasado. Nos ha hecho esperar hasta la hora reglamentaria, nos ha metido los anuncios, los tráilers y después la peli, a la que esperábamos de esta guisa Nos faltaba el mando para bajar y subir el volumen. Yo no he apagado el móvil, ni silenciado ni nada; de hecho el Rodol ha recibido y contestado una llamada! De haberlo sabido, habría preparado unos sándwiches en casa y hubiéramos salido cenados (porque las palomitas matan el hambre pero no lo eliminan). Qué cosas. Y bueno, Saw 5… qué más da! Es el cine por la pati!

Cosas que he descubierto este fin de semana

— Se tarda menos en aparcar en el centro de Madrid la noche de Halloween que un jueves a fin de mes. — Existe gente, familiarizada con el entorno Windows y Microsoft Office, que para reducir una foto de tamaño la adjunta en un correo electrónico para que el Outlook la reduzca… (jarl!) — El Colegio cierra por la tarde todo el mes de diciembre hasta después de Reyes gracias a Cortylandia. — El número más alto del contador de la gasolinera vuelve a ser el de los litros. — El jarrete es la parte de detrás de la rodilla. Lo comí de cerdo. Todo músculos. — Se puede comprar un billete de ALSA por internet desde el móvil. — 3 de cada 4 personas que subieron una escalera con el último peldaño más alto que el resto, tropezaron. (Amigos de las reformas, tened en cuenta la altura de las tabicas a la hora de cambiar un solado!!). — Si usas un 45 de número de pie es posible que no tropieces. — Ya es navidad en algunos sitios: — En la Gran Vía, en navidad, hay más agentes de movilidad que papeleras. — El pasaje de acceso al aparcamiento de Plaza de España está colonizado por los chinos. Un restaurante tenía unas 20 personas haciendo cola para entrar! — Dejas de conectarte una semana al feisbuk y te encuentras cienes de solicitudes de todo tipo. — Me he hecho con el alfita 177 kms, que es la distancia entre Madrid y Salamanca, Valladolid o Ciudad Real o un ida y vuelta a Segovia o Ávila, pero sólo me he movido en 13 kilómetros cuadrados, que es el 3% de la superficie de Madrid. A 29 km/h de media!…  lo que viene siendo como morir dentro de un coche. — En cuatro madrugones días estaré de vacaciones, otra vez!

Forgiven

Yo este finde tenía que haber hecho un curso para el que me queda una semana. Tengo que terminarlo en una semana, ésta que empieza hoy. Debía haberle dado un buen palo este finde para, durante la semana, rematarlo sin prisas, pero no pudo ser. Decidí que este fin de semana haría lo que me fuera apeteciendo o viniendo en gana, sobre la marcha y según el momento. Y un desastre. He hecho cosas en casa que tenía pendientes, pero pocas, y las previsiones para esta semana entrante, en la que tengo que hacerme las 14 lecciones que me quedan del curso, no son buenas, sobre todo cuando tienes cientos de prendas de ropa amontonándose en la mecedora del dormitorio a la espera de que una plancha les pase por encima antes de ser guardadas en el armario, y ya has hecho planes para el viernes, medio sábado y parte del domingo… Pero aún así estoy contento. Podría decir que he perdido mucho tiempo este finde, así como un 25% del tiempo bruto, del efectivo, delante del ordenador; el mismo que debería haber empleado en hacer mi curso pero sin hacerlo. No voy a quejarme porque decidí deliberadamente gastar ese tiempo en lo que lo gasté. A lo hecho, pecho. Y luego las sorpresas. Todos los días del finde, varias. Desde mi madre hasta el más remoto de los contactos del msn. Una tras otra. Y yo bocas, en la mayoría de los casos. Casi todas buenas, graciosas; algunas esperadas, otras sorprendentes, mucho. Y una sensación, como de que poco a poco todo va encajando, y las últimas 45 fichas del puzzle de 366 que traía este año, van encajando. Ayer no me quité la sonrisa de la cara en todo el día. Y eso mola. [Panorámica photoshopera del Alfonso Pérez, adonde me llevó nedrosed ayer, a ver al Sevilla de Kanouté (superlargo) ganar a un triste Getafe. A cuatro asientos escasos de Michel, señora, hijo-jugador-no-convocado y novia]

Sin flequillo

Antes de morir casi todos los enfermos terminales tienen un período de mejoría. Pero acaban muriendo. Esa es la única explicación que le encuentro al hecho de haber salido los dos días del fin de semana, los dos últimos fines de semana. La liviana mejoría antes de que el banco me mate con la carta en la que me dirá cuánto me sube la hipoteca; muerte que será lenta, agónica preveo. La espera de la carta ya lo es. Y mientras tanto se olvida uno como buenamente puede; saliendo, por ejemplo. Que hay que ir a una fiesta? Pues se va. Que es ochentera? Mejor. Que hay que ir vestido de época? Pues se coge uno el bajo del vaquero más ancho, se planta unos castellanos y unos cocodrilos y se va, claro que sí. Como con trece años, pero sin el flequillo.

Viva Honduras!

Después de un mes de octubre algo accidentado con las enfermedades, ayer debuté con derrota en el torneo de pádel de la Copisa. El torneo alcanza su segunda edición y en esta ocasión, como en la anterior, mis compañeros y rivales me pidieron un logo para hacernos unas camisetas y dar una falsa sensación de profesionalidad en las pistas. Yo hice mis deberes: un logo; y además este año, en lugar de tener que imprimir el A3 con los resultados en excel cada vez que alguien juega, les he subido los resultados a una tabla para que los pueda consultar todo el mundo cuando quiera en internet. Y están todos tan contentos, oye, como si hiciera falta ser Bill Gates para semejante simpleza! En fin… Además de esto, encargamos unas camisetas; yo pedí expresamente camiseta, que pesa menos y es mejor. La camiseta se ha terminado convirtiendo en polo. La camiseta debía ser blanca o naranja, que eran las dos versiones del logo que entregué; finalmente es azul marino. Y el remate del tomate: la banderita que me revienta. Fui el único que dijo no a llevar la bandera en la camiseta, pero debo ser el único que entiende que si todos los que jugamos hemos nacido en España y nuestros rivales no son extranjeros, no hay necesidad de distinguirnos de nadie, ni de identificarnos ante nadie, ni de abusar de un símbolo; pero debo ser raro, ya digo. Finalmente no fue una bandera puntual, sino una lineal sobre el borde del cuello y los puños de la manga, así a lo fumarel… tendremos también que escuchar el himno antes de cada partido?