Año nuevo…

Estaba totalmente convencido de que el año en el que entrábamos era 2009. De hecho, me comí las uvas y allí estaba Anne, altiva, con su palabra de honor; y bajó la bola y se encendió el feo neón con la fea tipografía en la que se lee Feliz 2009. Todo parecía normal, pero, tras el primer amanecer del año nuevo me encontré en la mañana del primero de enero de 1999. Y así varios días. Y todo porque mi ordenador decidió morir en la última madrugada del año. Así, sin más.

Así que los primeros seis días del año, todos festivos para mí, estaban inéditos y sin ordenador. Y no supe qué hacer hasta que empecé. Me senté y empecé a hacer listas, esa vieja costumbre dosmilcinquera que casi me vuelve loco. Listas de cosas sin hacer, de cosas pendientes, de cosas necesarias, de cosas que por hache o por be se dejan sin hacer y que la práctica ha demostrado que serían necesarias para un mejor día a día. Y me puse al tema. Tanto me puse, que hasta yo estoy gratamente sorprendido. El sábado el destornillador me trajo el ordenador de vuelta, limpito, con tarjeta gráfica nueva, pero no lo monté. Lo dejé ahí, en un lado, y escribí su nombre en un par de listas, en esas mismas en las que empezaban a verse líneas tachadas.

Anoche, antes de que llegaran los Reyes y con la casa totalmente maqueada y renovada, monté el equipo. Y entonces empezó a llegar el año nuevo. O yo empecé a sentirme dentro de algo nuevo, diferente, si no lo sentía ya al ver mi casa de otra forma.

Primero el equipo, que va a la velocidad de la luz, claro (gracias dextor!!). Eché un vistazo a lo que ya traía instalado (el Nero, un antivirus, un Office como del futuro), bajé lo último del iTunes, del Suite del teléfono y descubro que todas las interfaces son nuevas. Recoloco las viejas carpetas en su sitio y todo cobra un nuevo sentido.

Y después, hoy, los Reyes. Me desconciertan tanto… este año han debido valorar mi papel de hormiga de la fábula durante el año pasado o «el resultado de tu esfuerzo», como alguien me dijo el año pasado. Sea como fuere la cosa es que me han dejado muchas cositas: un pedazo de tele de impresión, una cajita que hace maravillas y graba y almacena y reproduce y de todo, un bañador, unas gafas y un gorro, ahora que el contador de la natación ha echado a andar otra vez, una máquina de afeitar, porque no me deben ver lo suficientemente guapo, un juego para la Wii (que en la tele nueva se debe ver de miedo), un par de alfombras que terminan de completar mi casa y, por si fuera poco, un pellizquito en metálico. Y se han llevado casi todas las listas, todo un alivio!

Si esto no es empezar el año con fuerza, aunque a partir de mañana toque madrugón forever, que alguien me lo explique!

13 thoughts on “Año nuevo…

  1. Si que te has debido de portar bien, sí… (aunque yo no me quejo, que a mí me han traido una lavadora y un microondas, cosas de ser nuevo propietario)

  2. Parece que en 2008 has rozado la santidad, a mí sólo un teleobjetivo, de los caros, y ya.
    Te falta un regalo, tiempo libre para disfrutar de los regalos.

    saludos 😉

  3. Me alegro por tí, que siempre es bueno saber que la gente está feliz y contenta 🙂
    Lo que pasa es que me da por pensar: si a tí te traen muchos regalos es porque eres bueno, entonces, yo, que no me han traído nada, he debido ser malísimo!!!
    😉
    Bueno va, lo cierto es que me han traído muy buenos momentos y muchas risas (los malos ya los cuento solo en el blog) que estas cosas inmateriales también hay que valorarlas jejejeje.
    Besicos!

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