Era cuestión de tiempo que el post más visitado ever en LZM continuara. Vuelve… Intrusos. Serían las siete de la tarde cuando, estando tumbado y medio sobado en el sofá, llaman al timbre. No habían pasado ni 24 horas desde que viera Los extraños. Allí llamaban a la puerta a las cuatro de la mañana y después de unas horas de infierno, los protas acababan muriendo muy mal. Yo había quedado con mis amigos bolos a las 9 para tomar unas cañas y no quería faltar, pero aún así abrí. «Serán vecinos», pensé. Y lo eran. Ante mi puerta mi vecino de medianería y, bajo el umbral de su puerta, mi vecino del A. «Perdona que te moleste pero es que tienes tenemos un problema… creo que hay una rata en tu patio». Me cuenta que esta mañana en el suyo, que está arrinconado al fondo del mío, moviendo un armario que tiene, le ha salido una rata de detrás y ha saltado el murete de separación y se ha colado bajo la mampara de cristal, al mío. Eso esta mañana, igual está en mi patio o igual ha saltado a los de otras fincas y ya no está. Se nos añade a la conversación uno del primero que ha entrado y se queda a escuchar. Y lo que ellos pensaban que era el episodio más importante de la comunidad se convierte en una anécdota cuando les digo, con total tranquilidad, que el año pasado yo ya tuve una y además dentro de casa. El del primero toma la palabra usando sustantivos como administradora, desratización y derrama, verbos como llamar y pagar, y la expresión «cuanto antes». Yo les he dicho, enseñándoselo, que iba a volver a poner mi cepo-para-dos, que lleva en el patio desde el año pasado, porsi. Que se fueran tranquilos, que no abrieran las ventanas y que caería. «Igual esta tarde no, pero esta noche, o mañana». En algún momento olerá la comida. Yo me encargo de todo. Y ya hablaremos, cuando toque la junta, de las palabras de Paco (porque a mí me viene fatal pagar nada ahora). Se van a la calle y yo vuelvo al salón, pero en la calle ya se ha formado un corrillo de vecinos que cuentan el suceso al pie de mi ventana. Así que escucho. «Este chaval dice que ya tuvo una el año pasado. Y dentro de la casa! Que oyó las pisaditas cuando estaba en la cama y consiguió arrinconarla en la cocina toda la noche hasta que la cazó al día siguiente». Yo ya era un superhéroe. «Mira el calvo, qué valiente!» habrán pensado sin duda. Así que, muy concienciado con el papel que tengo que desempeñar en ésta, mi comunidad, con mucho esmero he preparado el cepo. Lo he limpiado un poco y he buscado en la nevera qué poner de señuelo. Por suerte en mi nevera siempre hay agua fría y cosas caducadas. El resultado: una brocheta de salchicha viena de Eroski y un quesito del refresco del día de la Virgen de Butarque, que para eso sigo pagando mi cuota. Iba a poner queso queso, pero tenía que abrirlo y pasé. Hice un par de pruebas de funcionamiento en las que descubrí que tanta lluvia de todo el año había oxidado un poco la máquina, así que le di aceite en las zonas que tenían que ser más sensibles al movimiento para que funcionara bien, no tuviera rozamiento (que para algo es uno casi ingeniero) y pudiera pillar a la bicha. Y ahí está, en mitad del patio, esperando cazar su segunda rata en un año. Yo he activado el Protocolo Anti Intrusos Nivel Cero, que creé tras la experiencia del año pasado y me he bajado a las cañas. To be continued…