Estilosos

Clase de natación, ayer. Empezamos haciendo los 18 largos de calentamiento (6 por estilo) un poco acelerados. A mitad de la serie de braza, en un parón, observo dos cosas: que la monitora habla con otra chica en la puerta y que la chica que nada en la calle de la derecha nada muy bien. «Es estilosa nadando», le digo a mi compañero de calle, refiriéndome a ella. Seguimos con las series que nos quedan. Terminamos y nos quedamos al borde de la piscina esperando a que terminen los demás. Laura, la monitora, se acerca y me dice que esa chica con la que hablaba es una monitora del turno de mañana y que le ha dicho «que me deslizo muy bien por el agua, que nado muy bien». Unos segundos más tarde yo ya me había hinchado tanto de satisfacción que ocupaba toda la calle. Qué me gusta que me digan cosas así… Ahora sólo me falta respirar cuando nado y ya seré todo un DavidMeca..

La piscina

Llevo tres semanas yendo a natación. La primera semana me costó. No es fácil pasarse 50 minutos nadando cuando no lo haces habitualmente. Y además sin dejar de fumar. La segunda semana fue mortal. A los efectos de la nicotina, que me salía por las orejas, se sumó un profesor suplente que nos dio mogollón de tralla. Pero esta semana ha sido un paseo. Respiro mejor (también fumo menos), aguanto toda la hora sin tener que parar, no me duele nada, ando más erguido, duermo como un bebé, tengo mogollón de apetito esa noche y la mañana siguiente… nunca pensé que diría esto pero necesito la piscina. Necesito hacer deporte. Y parece que he encontrado uno que me ayuda físicamente, mentalmente y además me atrae y no me provoca la pereza que da ir a un gimnasio, correr o salir en bici. Es un deporte individual, como los anteriores, pero no tan aburrido. Y además fresquito, no se suda y no hace falta equiparse en exceso. Todo ventajas.