Limitar la siniestralidad en las obras

La reciente sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que ha impuesto pena de cárcel para los técnicos y responsables de una empresa constructora, en relación con un accidente laboral que supuso el fallecimiento de dos trabajadores, ha reabierto el debate acerca de las causas y medios a adoptar para limitar la siniestralidad en las obras.

La sensibilidad de los medios de comunicación y sindicatos y la interpretación judicial de la legislación vigente de una forma represora y ejemplarizante, no hacen sino pasar por alto la realidad de las obras y la multitud de factores que convergen en la siniestralidad laboral.

Las Administraciones Públicas implicadas, que disponen de la capacidad y los medios para idear e imponer medidas preventivas que reduzcan de verdad esta lacra, no han conseguido regular con seriedad la cadena de subcontrataciones, siguen sin establecer criterios claros de formación y capacitación de los trabajadores, ni de los mecanismos que acrediten la misma; y tienen sin solucionar la evidente falta de recursos de la autoridad laboral.

Pensar que encarcelando a los técnicos se va a avanzar en la reducción de la siniestralidad, es no tener voluntad real de afrontar el problema, ni criterio para analizar sus causas. Los hechos nos demuestran que el índice de siniestralidad no se ha reducido notablemente, a pesar del incremento constante de la presión judicial contra los técnicos.

Para lograr un avance en este campo, la sociedad debe establecer un sistema de formación adecuado, que garantice conocimientos en materia de prevención y sobre todo, cualificación profesional en el proceso constructivo, a todos los trabajadores del sector.

La realidad del sector y de nuestra sociedad es:

1. La construcción es el principal motor de la economía española, tanto en el sector público como en el privado.

2. Esta situación genera una altísima demanda de mano de obra.

3. La mano de obra disponible es, en general, poco cualificada (es universal la creencia de que todo el mundo vale para trabajar en la construcción) e incluye un contingente elevado de extranjeros que llegan con un déficit de formación y una cultura laboral muy distinta a la española.

4. La actividad que desarrolla el trabajador de la construcción carece de una dignificación y reconocimiento social, equiparable al resto de los sectores productivos (industria, comercio, servicios,…).

5. No existe una regulación educativa – profesional implantada por las Administraciones Públicas para el desempeño de los oficios en las obras de construcción.

6. No existe titulación ni formación, ni se exigen garantías de cualificación para el ejercicio de la actividad empresarial constructora.

Todos estos factores son de sobra conocidos por nuestros gobernantes, pero afrontarlos exige una actuación política compleja y conlleva importantes costes sociales y económicos. La cualificación y formación de los trabajadores exige unos tiempos que el sector de la construcción y la economía de mercado no están dispuestos a asumir en la actualidad.

¿Estamos todos dispuestos a avanzar en seguridad y prevención a costa de una ralentización del sector y por ende de la economía, o preferimos continuar en un estado de autocomplacencia recibiendo periódicamente este tipo de sentencias?

Obviamente esta decisión corresponde a unas instancias, entre las cuales no se encuentran los técnicos con responsabilidades en el ámbito de la construcción. Legisladores, Gobierno, Patronal y Sindicatos deben valorar la situación del sector y los efectos que sobre el mismo producirá cualquier medida eficaz que se adopte al respecto.

El Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid, es muy consciente de las obligaciones de sus profesionales y espera que por fin y de una vez por todas se afronte el problema real desde una perspectiva que no sea la meramente punitiva y sancionadora.

Cualquier esfuerzo que afronte verdaderamente el problema, contará con nuestro pleno apoyo para colaborar en el diseño e implantación de medidas que ayuden verdaderamente a reducir la siniestralidad en el sector.

Nuestro compromiso con la sociedad va más allá de los meros intereses corporativos, como permanentemente ha quedado demostrado, tanto a través de nuestras propias iniciativas, como la continua colaboración con entidades públicas y privadas en todos los ámbitos y foros relacionados con este tema.

Jesús Paños Arroyo
Presidente del Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid
coaatm.es