Capillita

«Tú lo que te has vuelto es un judío».

Esta es la conclusión a la que llega mi abuela (por parte de madre) cuando le trato de explicar («porque sí») mi agnosticismo creciente. Ella no lo entiende. Yo tampoco, pero en esas estamos. Y para que no parezca que ella no tiene sus razones colgaré aquí una foto mía de capillita.

Mi abuelo (por parte de padre), el señor Basilio, era hermano. Mi padre se hizo hermano. Y cuando yo nací mi padre pasó de preguntarme y me hizo hermano. Así que de pequeño era capillita. Nunca pasé de ser meramente atrezzo. Mi misión en la procesión consistía en llevar una vela (ahora son de verdad, entonces eran linternas) precediendo al paso, el Santísimo Cristo de la Pasión. Cuando ya fui mocete empecé a pasar un poco de la procesión hasta escaquearme del todo y convertirme en el típico semanasantero que escapa (cuando hay pelas) de Madrid.

Pese a todo el rollo procesional me mola. Como publico. Y para muestra un botón. Pero mi procesión nada tenía que ver con aquello. Yo disfrutaba como un enano (que lo era) viendo sin ser visto, sin ser reconocido. Aunque mi madre siempre decía que sabía perfectamente quienes éramos (mi padre, mi hermana y yo) porque la cruz de nuestra túnica era la más simétrica de todas y además era «tela buena de túnica» (nos las hacía ella, se nota, no?). Por no hablar de lo picudos y largos que eran nuestros capuchones… Este año mi hermana y mi padre vuelven a vestirse. A mi me pilla muy a desmano ya toda la penitencia. La pena es no tener cien euros para volverme a pillar un billetito de AVE…