Tres actos

I

Suena un despertador. Lo hace una hora antes de lo habitual. Lo deja sonar un par de veces y se incorpora en la cama antes de apagarlo. Es una hora antes de lo habitual. La ducha no le despeja; se viste, desayuna, la rutina normal, pero una hora antes de lo habitual. Se está poniendo el abrigo cuando suena el portero. Sale de casa. En la puerta un taxi espera. Monta en él. El taxista es frío. Hace frío. Se deja llevar y contempla las calles semidesiertas. El tráfico ha madrugado también. La carretera lleva muchos coches. Mira el reloj. Llega justo. Si el tráfico no mejora llega tarde. El taxi lo deja en la estación. Baja al andén. Cerca de veinte andenes todos casi vacíos, fríos, al pie de las cuatro torres.

Y entonces me doy cuenta ¡de que son las siete y media de la mañana, estoy montado en un Alvia destino Santander y voy a ver una obra de la que no sé siquiera el nombre exacto!

El tren arranca. Sólo otro viajero y yo habitamos en el coche 8. Miro por la ventana, las torres despiertan, las carreteras no avanzan, el cielo clarea. Sale el sol. El tren se para unos segundos y arranca de nuevo. Por delante 28 kilómetros de túnel. Oscuridad. Cierro los ojos.

II

Un día de marzo de 2003 el tiempo se detuvo para siempre en la sucursal del Banco de España de Palencia. Un día cualquiera, quizás un martes 4, como hoy, el banco pasó a ser un fantasma. Las ventanillas de atención mantienen su numeración, las bandejas pasaobjetos, el dispensador de turnos, todo está en su sitio. La cámara acorazada está vacía. Sus imponentes puertas están abiertas y todas las llaves en sus cerraduras. Parece como si de un momento a otro alguien fuera a sentarse tras una ventanilla para atender a un inexistente público.

Las plantas superiores eran viviendas. El director y el cajero en la primera. Las otras dos plantas, con viviendas menos grandes, para quizás más funcionarios. Ahora esas viviendas están vacías. Aún quedan restos de vida, un calendario, dibujos de niños, algún póster, una cortina de ducha… Las palomas han colonizado estas plantas. Los suelos están plagados de escombro y excrementos de paloma. Huele a palomar. Se oyen batidas de alas por algunos pasillos, arrullos a lo lejos.

III

Palencia me recibe con un grado. Hace frío, corta las mejillas. He visto el sol, nubes, nubarrones, sentido el viento frío e incluso ví cuatro copos de nieve que se escaparon a media mañana. Bajo la calle Mayor buscando mi destino. Lo encuentro y busco una cafetería. Desayuno, leo el periódico. Espero. Hace frío; la gente lo comenta al entrar. La ciudad está fría pero no es fría. Ni gris. Sus edificios son altos, esbeltos, heterogéneos. Me parece sencilla, humilde, nada pretenciosa. Pero castellana. La calle Mayor tiene la mayor concentración de farmacias que haya visto nunca. Me cruzo con monjas con hábito por la calle. Varias parejas.

Salgo de la visita y busco dónde comer. Antes de la una y media es misión imposible. Visito dos iglesias por el camino y cruzo la plaza Mayor. Algún reloj toca la una. Encuentro finalmente donde comer. A las dos y media llega el regional que me devolverá a Madrid, meseta abajo, entre escritorios de Windows sin iconos y otros paisajes.

9 thoughts on “Tres actos

  1. tio leyendo esto me has recordado al llanero solitario….o tal vedz a una peli en la cual el ser humano se ha extinguido. si es k es mejor k vayas acompañado, k me parece a mi k se te pira algo la cabeza

  2. No sabes la de fotos windows que he hecho yo en años de tren por los alrededores de Palencia 🙂 Mola lo del Banco de España. Qué cosas… Fuiste a los baños de la estación? 😉

  3. La verdad es que en las fotos parece algo desolador, ni un alma por ninguna parte… Molan los viajecitos que haces, así sales de la oficina, comes en sitios diferentes…sólo tiene dos peros: 1) hacerlo solo parece un poco coñazo, aunque así te ahorras dar conversación si no te apetece y 2) el madrugón, una hora antes….

    Txutxines

  4. Jajaja, muy bueno lo de escritorios de windows sin iconos!

    A mi me dan un yuyu las cosas abandonadas sin haber recogido… me imagino grandes tragedias, desalojos apresurados, sin quitar la comida de las mesas siquiera…

  5. Últimamente viajas mucho y nos traes fotos curiosas.
    Bonita perspectiva la que os describes… me gusta, algo melancólica y gris.
    De todas maneras, guarda una visión muy particular.
    Me ha gustado mucho!

  6. Y como decía un profe mio del cole, «ancha y plana es Castilla, como el pecho de un varón, y como el de algunas mujeres» Aunque de esa época solamente recuerdo esto, a el se le olvidó mencionar lo del frio. Joder que frio!
    Bonito escritorio, por cierto.
    🙂

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