Hoy se cumplen los dos primeros meses de independecia. Dos meses ya que me fui de casa de papá y mamá para venirme aquí, a mi casa, que con sudor y lagrimas pago mes a mes, desde hace ya unos cuantos (y los que te rondaré morena).
El análisis en general es positivo: he aprendido a organizarme para hacer todo todas las semanas, más o menos los mismos días y horas, para crear así una especie de rutina que me obligue a realizar todas esas tareas tan ingratas que tiene vivir: hacer la cena, la comida, fregar, poner el lavavajillas, la lavadora, planchar (esto hasta me entretiene), limpiar los baños, hacer la compra, pasar la aspiradora, fregar los suelos, regar el patio, tirar la basura…
Eso en cuanto a las tareas. En cuanto a las sensaciones de vivir solo, eso ya es otro cantar. En ocasiones se agradece y mucho llegar a casa y sentarte tranquilito sin ruidos y sin que nadie te moleste. Pero en otros casos la casa se te cae encima, sobre todo cuando necesitas desahogarte y contar algo y el pez escucha, pero no consuela.
Lo dicho, un poco de todo.
Tío, cuando te pase eso, llámame, disimula y pregúntame cualquier cosa sobre el ordenador. Así por lo menos, durante un ratito la casa se quedará en su sitio.
Si es que nos quejamos por todo ya que somos inconformistas por naturaleza. Yo llevo 4 meses independizado y compensa aunque haya antibajos y me tenga que comer muchas bolsas de pipas!