La ola de frio

Ya está aquí la cuarta ola de frio: mentira. El listo que ha inventado este nombre está equivocado: esto ya no es una ola, esto es un tsunami. A mí que no me vendan motos estos del tiempo, se nota que ellos van de casita al garaje sin pisar la calle y del garaje de la tele, radio o donde vayan a trabajar a su oficina sin pisar la calle tampoco. Qué poco saben del tiempo de verdad.

Cuando hay ola de frío hace frío, llueve e igual hasta nieva. Pero cuando llega el tsunami de frío… yo hoy he temido por mi vida, o al menos por la de mis orejas. Y es que todo son desgracias cuando el tiempo se pone farruco. A saber:

a) Con el vendaval no hemos podido empezar a montar las grúas torre (como la que hay en la azotea del Windsor) porque las grúas móviles que la montan (como las que van a desmontar el Windsor, pero más pequeñas) no pueden trabajar con este airazo (como tampoco han trabajado las del Windsor).

b) Como es fin de mes hay que medir para cerrar las proformas de los subcontratistas. Misión imposible: salir e intentar abrir un plano. Y ya de nota era escribir en él algo legible, entre los guantes y el meneo del viento. Pero había que hacerlo hoy…

c) He temido por dos veces salir volando. En serio, el viento me podía.

d) Mañana voy a pegarme las orejas con celo para evitar que el viento me las doble hacia la cara, porque congeladas como estaban pueden partirse, como el malo de Terminator 2 con el nitrógeno.

e) Me voy a comer. Abro la puerta, el viento me la arranca de las manos y la estampana contra la barandilla de la escalera. Conclusión: los dos cristales de la puerta estallados. Por suerte no se han caido, porque si se caen encima nos entra frío en la caseta.

f) Algún listo ha dejado la manguera corriendo porque estaba congelada. Cuando el agua ha vencido el hielo ha corrido a sus anchas por la calle. A las 6 de la tarde estaba congelada media calle. Yo por poco resbalo. Mañana seguro que alguien se ha abierto la cabeza.

Total, que el tsunami de frio que nos asola solo acaba de empezar; dicen los listos del tiemo que mañana por la tarde empezará lo bueno. No quepo en mi pensando en qué pasará entonces.